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Las científicas que nos inspiran (X): Marie Skłodowska Curie

En honor a la Mujer en la Ciencia, en el Centro Vasco de Matemáticas Aplicadas - BCAM hemos tenido la idea de compartir algunas historias sobre las mujeres que inspiraron a nuestras investigadoras a seguir una carrera en la ciencia con el objetivo de dar visibilidad a la contribución de muchas mujeres que a lo largo de la historia se han dedicado a la ciencia. Esta vez es el turno de Maíra Aguiar, que reinvindica el valor de Marie Curie y cómo inspiró su vida:

Sobre la autora:

Maíra Aguiar

Marie Skłodowska Curie Fellow and Ikerbasque Researcher at BCAM


Maíra Aguiar es una epidemióloga matemática con una larga experiencia en el análisis de la dinámica de las enfermedades infecciosas. Bióloga de formación con énfasis en la modelización matemática de sistemas biológicos, tiene un doble título de doctorado europeo: Biología de la Población, otorgado por la Universidad de Lisboa y Ciencias de la Vida, otorgado por la Vrije Universiteit Amsterdam.
Maíra es la líder del grupo de Matemáticas y Biología Teórica en el BCAM, la vicepresidenta de la Sociedad Europea de Matemáticas y Biología Teórica (ESMTB) y miembro activo del Grupo de Trabajo de Modelado Vasco para las respuestas de COVID-19.
Con motivo de su 153 cumpleaños, me gustaría presentarles a Marie Skłodowska Curie como una de las científicas más emblemáticas. Marie Curie es recordada por su descubrimiento del radio y el polonio, y su enorme contribución a la búsqueda de tratamientos para el cáncer.

Marie Curie nació en Varsovia, Polonia, en 1867. Hija de un profesor de secundaria, recibió de su padre una educación general en las escuelas locales y algo de formación científica. En Francia, continuó sus estudios en la Sorbona de París, donde obtuvo la Licenciatura en Física y Ciencias Matemáticas. Casada con Pierre Curie, profesor de la Escuela de Física de la Sorbona, comenzó a investigar las sustancias radiactivas. A través de su trabajo, ha influido en la historia de la química, la física, pero también en la medicina como ninguna otra.

Basándose en los trabajos del físico alemán Roentgen y del físico francés Becquerel, los Curie anunciaron, en 1898, el descubrimiento de dos nuevos elementos químicos: el polonio y el radio. Junto con Becquerel, recibieron el Premio Nobel de Física en 1903 por su trabajo pionero en el campo de la radiactividad espontánea y los fenómenos de radiación. Las investigaciones de Curie fueron cruciales para el desarrollo de los rayos X en cirugía. Durante la Primera Guerra Mundial, jugó un papel vital en la introducción de 200 unidades de rayos X en los hospitales de campo.

Pero Marie Curie fue más que una eminente científica. También fue una madre extraordinaria. Marie y Pierre tuvieron dos hijas. Irene y Eve. Pierre murió trágicamente poco después de nacer Eve y su muerte prematura dejó a Marie para criar a las niñas sin padre. Es difícil imaginar la vida cotidiana de Marie Curie como madre. La mayor de ellas, Irene, era científica y ganadora del Premio Nobel de Química, y los intereses de Eve se inclinaban hacia el arte y la escritura. Fue nominada para el Premio Pulitzer por correspondencia de guerra.

Tras la muerte de Pierre, Marie se hizo cargo de su puesto de maestra, convirtiéndose en la primera mujer en enseñar en la Sorbona, y se dedicó a continuar el trabajo que habían comenzado juntos. Recibió un segundo premio Nobel de Química por el aislamiento del elemento radio, en 1911. Esto la convirtió en la primera y única mujer en recibir el Premio Nobel en dos campos diferentes.

A pesar de su éxito, Marie continuó enfrentándose a una gran oposición por parte de los científicos masculinos en Francia, y nunca recibió beneficios financieros significativos por su trabajo. A finales de los años 20 su salud comenzó a deteriorarse. Murió el 4 de julio de 1934 de leucemia, causada por la exposición a la radiación de alta energía de sus investigaciones.

Curie estaba convencida de que cada persona puede influir en el curso de la historia: "No se puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a los individuos. Para ello, cada uno de nosotros debe trabajar por su propia mejora y, al mismo tiempo, compartir una responsabilidad general por toda la humanidad, siendo nuestro deber particular ayudar a aquellos a los que pensamos que pueden ser más útiles". Con esta cita, Marie Curie todavía nos inspira hoy en día a querer crear y lograr grandes cosas. Y por lo tanto es un modelo a seguir, no sólo para mí, sino para todas las mujeres de Europa y del mundo.